Todos me utilizan, cuando están solos lloran en mis hombros, cuando la rabia los consume conmigo se desahogan. Pero esto cambia. Cuando están alegres o la felicidad corre por sus venas, de mí se olvidan, como si de un juguete viejo se tratara mi corazón, no les importan mis sentimientos, se los comen, como los niños se comen las golosinas, como las hormigas se comen las migajas que, sin querer, al suelo se caen.
Soy para ellos una marioneta que fácilmente pueden manejar, que nunca dice NO, que siempre está ahí...
Eso harta, hace que de un momento a otro explotes, como si fueran una bomba o un volcán.
¿A quién no le molestaría que sus brazos, piernas, cabeza y corazón estuvieran controlados por hilos?
Hilos de miedo de perder a esa persona, que en sí, daño te hace.
Pero esos hilos vuelven a vencer a este corazoncillo, se ablanda, lo ablandan...Y vuelve a ejercer su papel de títere una vez más...